El
comportamiento individual debe estar acorde con el de todo hombre que se
encuentra en un proceso crecimiento interior y ansía elevar su espíritu a
niveles más altos, para ello debemos evitar que éstos queden atados a vicios
profanos que entorpecen y perturban la espiritualidad del templo material e
inmaterial.
No
podemos esconder nuestro comportamiento individual y colectivo dentro del
subconsciente y seguir viviendo y comportándonos como simples seres mortales,
miembros de un club social donde la tertulia se transforma en el principal
centro de atención.
Como
seres humanos perfectibles, que hemos recibido el beneficio de la iniciación, debemos impulsar el desarrollo
espiritual, demostrando humildad, tolerancia, fraternidad y “caridad”, siendo
prácticos con los misterios que develan el verdadero camino, procurando no ser
un obstáculo para aquellos que encuentran al interior del Templo Material el
perfeccionamiento del Templo Inmaterial.
“POR UNA FRATERNIDAD SIN CENSURA”
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