miércoles, 11 de septiembre de 2013

EN UN RINCÓN DEL TEMPLO

Hace ya mucho tiempo, pocos días después de mi Iniciación, previo a la Tenida de Aniversario del Taller, sentado en un rincón del Templo, mirando el símbolo sagrado ubicado en el centro de éste, divise a un triste y anciano Maestro Masón que en un rincón del Templo, tristemente lloraba.
Extrañas lágrimas escurrían por su rostro, mi curiosidad me llevó a contarlas; fueron siete lágrimas. Con ganas de conocer la causa de su desazón, me aproximé y lo interrogué, ¿Maestro, cual es la causa de vuestro visible dolor?
Tan distinguido Maestro suavemente me respondió, ¿QH. Aprendiz ¿Estás viendo a los HH. que entran y salen?, las lágrimas que contaste están dedicadas a algunos de ellos.
La Primera lagrima, es por esos indiferentes, que no valoran la historia, la espiritualidad, el esoterismo, la liturgia, ni el ritual, y vienen en busca de distracción, para luego salir ironizando aquello que sus mentes ofuscadas no pueden concebir.
La Segunda lagrima, me la arrancan esos eternos inseguros que pretenden creer que desacreditando a los Maestros Fieles y Verdaderos lograrán alcanzar aquello que sus propios méritos le niegan.
La Tercera lagrima, la derramo por los malos HH., aquellos que solamente asisten a la Logia para promover la discordia entre sus iguales”. Rogando a Dios por ello, e invitarlos sutilmente a vivir la praxis de la reflexión, para que eviten las especulaciones, los juicios a priori y los mezquinos beneficios personales.
La Cuarta lagrima, es por esos HH. fríos, calculadores, egoístas que, sabiendo que existe una Fuerza Espiritual, procuran beneficiarse de ella y no conocen la palabra Amor.
La Quinta lágrima, es por los lobos con piel de oveja que llegan con una sonrisa a flor de los labios, pero si pudiéramos ver su ser interior, tienen escrito en sus corazones: Yo creo en el Gran Arquitecto del Universo, en la Orden y en mis HH. ¡…pero sólo si estos sirven a mis propósitos!.
La Sexta lágrima, es por aquellos pequeños e insignificantes seres humanos, que vienen a la logia, buscando acercamientos para cobijarse, pero sus actos reflejan un interés personal.
La Séptima lágrima, mi amado Q.H. Aprendiz, es la más grande y desliza pesadamente por mi rostro, ésta ha sido mi última lágrima, derramada por mí propia pena de no haber sido capaz de enseñarle a mis QQ.HH. que existe el respeto y que existen HH. necesitados de caridad, de trato fraterno, de ayuda material y por sobre todo de amparo espiritual.

Adaptación de COLORADO RUIZ