Tal vez sería más apropiado hablar de la crisis de las
verdades en vez de hablar de la crisis de la verdad, porque al no ser la verdad
una categoría moral, existen verdades de verdades, con la particularidad de que
generalmente las verdades están en constante movimiento, o sea, en permanente
transformación, de tal suerte que las verdades del día, fácilmente pueden ser
las mentiras de la noche.
En esta línea de
reflexión ¿Cuántas veces hemos escuchado que la masonería está en crisis, que está pasando por su peor
momento, que en la gente ya no existe interés por ingresar a la orden?
En lo personal, he
sido participe de más de un momento de crisis, donde la Logia ha estado a punto
de extinguirse, por distintas razones propias del ser humano, tales como la
falta de interés de sus asociados, por eso al analizar este fenómeno, suceso o
conjunción de acontecimientos relacionados con momentos negativos, sus causas, sus
protagonistas, posibles soluciones, rearticulación de voluntades generadoras
del egregor y rearticulación del eje conductor en pos de la ansiada armonía
logial.
Si consideramos que
la Masonería es una orden
mundial que reúne en asociación a hombres buenos, que aspiran a ser mejores
mediante el uso de antiguas enseñanzas que son útiles para el proyecto de vida
en sociedad, contribuyendo al perfeccionamiento personal y organizacional del
colectivo constituido en Obediencia, encontraremos entonces que la Orden Masónica es refugio del libre
pensamiento, de la cultura y de los cambios sociales más relevantes de todos
los tiempos. Es una institución que en 300 años de existencia ha sobrevivido a innumerables
cambios de la vida en sociedad, incluidos los conflictos religiosos, las guerras
mundiales, las guerras civiles, los golpes de estado, etc.
En el tiempo ha
conservado incólumes sus antiguos rituales, sus costumbres, doctrina y filosofía,
las que han reinado en las Logias desde sus inicios. Sin embargo, cada cierto
tiempo se generan periodos de crisis, sean estos parciales o globales, todos
generados por acción de sus propios asociados, entre las que podríamos
mencionar:
Falta de membresía.
Originada en diferentes causas, entre otras;
-
Desinterés de los hermanos por asistir con regularidad.
-
La avanzada edad de los miembros,
-
Ambiente negativo al interior de la logia,
-
Falta de recursos económicos para pagar las cuotas,
-
Ausencia de nuevos proyectos,
-
Poca o nula participación de los hermanos en las actividades de la
logia,
-
Falta de una planificación adecuada, etc.
El problema es real, existe y como tal no es de fácil solución, lo
importante es no lamentarse, sino actuar con celeridad, aplicando las medidas
correctivas que posibiliten dar solución oportuna a los problemas que la
aquejan.
La problemática de Internet.
Las medios sociales
disponibles en la red han posibilitado la publicación de información relevante,
incluso de rituales en toda su extensión por parte de falsos masones, lo que
para nadie es un secreto, situación que ha sido contrarrestada con
publicaciones apócrifas, intencionadamente adaptadas, que contienen errores de
contenido que desvirtúan y confunden al intruso, lamentablemente esto también
incide en falta de interés y lógicamente a la falta de nueva membresía. Razón
demás para evitar difundir nuestros rituales por este medio u otros de fácil
acceso, principalmente porque no ésta la manera más segura de transmitir información. Por
suerte la verdadera masonería sólo se vive en logia.
Falta de interés por el estudio.
-
Hermanos que no hacen ningún esfuerzo por aprender cosas nuevas cada día.
-
“Personas” que asisten a logia porque les gusta que les llamen
"maestros" pero que nada tienen de ello.
-
Masones que no entienden que no se trata sólo de ser buenas personas
aportando con dinero o bienes materiales, para eso no hace falta ser masón.
La Orden es una
forma de vida que acompaña al iniciado a través de un mundo de conocimiento, dándole
oportunidad a la mente para que active su área de aprendizaje y se ejercite en estar
siempre disponible a la acción del saber, sin que ello implique transformarnos en
eruditos, o masones teóricos o intelectuales. La masonería debe ser vivida y sentida
en el corazón, como seres emocionales que privilegian la armonía, la fe y la
esperanza, sin descuidar la caridad, la tolerancia, el amor y la felicidad, en
resumen, siendo un masón emocionalmente activo.
No se trata de que
ir a la logia sólo una vez por semana a escuchar un montón de palabrerías sin sentido
ni contenido, porque este actuar desmotiva a los hermanos fieles y verdaderos.
De nada sirven los
títulos profanos enmarcados y colgando de una fría pared si la mente no está a
la altura de los conocimientos adquiridos y sin que el saber acompañe a la
razón.
Debemos tener en
claro que el trabajo NO termina al alcanzar el sublime grado de Maestro, estamos
llamados a prepararnos mejor, especialmente porque no llegamos al grado de
maestro con el dominio pleno de los grados precedentes, muchas materias
simplemente se quedan en el olvido o tal vez nunca nos fueron conocidas, nuestra
labor es pulir esos detalles para ser mejores maestros.
No se trata de crear arbitrariamente, más de
dos instancias de estudio, toda vez que generalmente dos se unen y anulan a la
tercera generando desconcierto en quienes reciben la información.
Complejos de superioridad y/o excesos.
Muchos masones gozan
de ir por la vida llenos de anillos, medallas u otros distintivos masónicos
presumiendo su condición de masón,
hacerlo no está mal, sólo que no debe hacerlo por vanidad u ostentación.
Por otro lado tenemos excesos (de todo tipo) y también complejos de
superioridad, los últimos son un cáncer que lentamente está alejando a los
hermanos de las logias, al ver que algunos Hermanos, (afortunadamente los menos),
que consideran que por su grado o puesto en la oficialidad de una Logia o Gran
Logia son superiores al resto, gente que probablemente fuera del
mundo masónico actúan
de la misma forma, con o sin méritos intelectuales para ello, o bien con el
propósito de suplir sus deficiencias personales. Si bien es cierto somos libre
pensadores y estamos en una orden existen jerarquías internas, también es
verdad que la masonería nos
enseña que somos iguales, hermanos, personas, seres humanos que actuamos de
buena fe.
Con todo, hemos de
reconocer que efectivamente estamos viviendo momentos complicados, a pesar de
ello, yo no lo llamaría crisis. Lo reconocería como un periodo de
transformación propio de los tiempos actuales, hemos caído en la trampa que nos
pone la era de la información y la Orden en general y nuestra Obediencia en
particular, al igual que la sociedad exige cambios, algunos sustanciales y
otros sólo para retomar el rumbo. No olvidemos que las nuevas generaciones necesitan
glorias actuales, razones que sean útiles “HOY” y válidas “MAÑANA”
(La muerte de una Logia es un castigo para algunos, para otros un
regalo, para muchos un favor, para los menos es morir con ella).
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